Como lo estáis leyendo. La imagen que
preside este apunte no es producto del Photoshop ni de ningún otro
programa que haga lo mismo. Es una captura a pelo de la página
correspondiente de ABC en la plataforma Kioskoymas. Hora de captura:
cuatro y media de la mañana, no pienso daros explicaciones de qué
hacía a esas horas despierto, ejem. Si vais ahora —ojo, que es de
pago—, encontraréis una versión diferente. Y lo mismo, imagino,
en la mayoría de las versiones en papel.
Hago esta aclaración tan tonta ante
los no poco incrédulos que tras ver la pieza en Twitter, donde se ha
difundido un porrón, daban por hecho que se trataba de una
manipulación a mala leche para dejar por los suelos al vetusto
diario. En algunos casos, la duda era producto del estupor ante el
tamaño del dislate: con el pedazo de ridículo cosechado por El Sueño de Morfeo, parecía imposible que alguien se viniera tan
arriba. En otros, sin embargo, se denunciaba con cerrilidad y
hasta chulería el supuesto montaje. Bodoques, más que bodoques.
La explicación es la más simple de
todas, aunque no deja libre del bochorno al autor del aleluya ni al
medio que lo publica. Obviamente, el texto estaba enviado antes de
que tuviera lugar la (penosa) actuación y, desde luego, de conocer
la paupérrima puntuación cosechada. No es infrecuente en el
periodismo tener que meterse a Nostradamus porque el evento del que
hay que informar raya la hora del cierre de edición. Pero en esos
casos, uno se pone lo más aséptico y segurolas que las
circunstancias lo permitan. Pegarse un piscinazo de la talla del que
nos ocupa es garantía de acabar quedando a la altura del betún. Y más, cuando todo hacía indicar que el bofetón iba a ser de categoría. No
me gustaría estar ahora mismo en la piel del cronista-pitoniso,
francamente.
Pues a mi al leer esto me dan ganas o de llorar, o de emigrar, porque este es el grupo editorial que por abrumadora mayoría arrasa en ventas en Gipuzkoa, Bizkaia y Araba.
ResponderEliminarLo raro es que no estemos peor...