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sábado, 15 de enero de 2011

A propósito de Surio

Para varias personas, la columna que dediqué el pasado miércoles a Alberto Surio fue un hostión de campeonato. A otros lectores, sin embargo, les ha parecido la demostración de que, en el fondo, soy un blandengue sentimental. Cinco buenos amigos -todos con la característica común de haber tenido algún trato con el hoy mandarín de EiTB- me han escrito para decirme que están bastante de acuerdo con el retrato que hice del periodista en excedencia. Lo anoto y acto seguido explico que ese puñado de líneas nació de la lectura de la entrevista que le hicieron el pasado domingo en El Correo y Diario Vasco. Sospecho que hubiera cargado aun más las tintas de haber tenido conocimiento del artículo que publicó unos días antes en la edición vasca de El País, de cuya existencia me he enterado esta mañana a través de José Antonio del Moral.

La pieza se titula Por qué Euskadi necesita a EiTB y va hilando una ristra de argumentos de pata de banco en los que nos viene a decir que los 177,6 millones de euros anuales que pagamos a escote son una ganga. Hasta yo, que soy defensor a ultranza de la existencia de unos medios de comunicación públicos potentes, me he puesto como la grana por la vergüenza ajena de esa literatura justificatoria. Sin bajarse del autobús, Del Moral ha hecho fosfatina en su apunte el pobre argumentario y, de propina, nos ha puesto ante las narices el pastizal diario que se pule el ente sólo en un mínima porción de la franja horaria.

No repetiré el ejercicio de despiece del titular de Cybereuskadi. Me limito a copiar y pegar la frase de Surio que ha terminado de incendiarme. Ahí va: "Estoy convencido de que EiTB ofrece un servicio público a la comunidad que es determinante para asentar en Euskadi un relato de pluralidad democrática tras años de una endogamia cerrada y patrimonialista". Hace falta tener un rostro marmóreo para poner eso negro sobre blanco, especialmente cuando la supuesta "endogamia cerrada y patrimonialista" le dio cobijo a él y a buena parte del núcleo duro del actual comando directivo. Muchos de los frailes que hoy gobiernan el rancho grande fueron antes cocineros de la opinión sin traba ni cortapisa alguna. De hecho, si alguien pensó en ellos para ponerlos al frente de la cuádriga fue porque barruntó que al tener costumbre de pisar la moqueta de Capuchinos contarían con un censo de voluntades doblegables al servicio de la nueva causa. Acertaron de pleno quienes aplicaron esa lógica.

¿Y tú, Alberto, me preguntas, bajando como siempre la mirada al suelo, qué es endogamia cerrada y patrimonialista? Endogamia cerrada y patrimonialista es exactamente en lo que has convertido el juguetito que te regalaron cuanto te declaraste en excedencia periodística. Y ahora sí que los que se mueven no salen en la foto. Seguiré añorando al certero y honesto analista de la actualidad que eras, por ejemplo, cuando hace unos años la revista de Elkarri nos juntó para hablar sobre los preliminares de la anterior negociación. Qué tiempos.

domingo, 9 de enero de 2011

La elección de Izaskun

Me ha encantado el último jirón de piel que ha compartido Izaskun Pérez con los que nos asomamos a su blog. Para alguien como yo, que hace tiempo abandonó casi toda esperanza de que las llamadas nuevas generaciones se encogorciasen hasta las cachas con este metílico puñetero de contar cosas a los demás, leer su (renovada) declaración de amor torrencial al periodismo ha sido una mezcla de alivio y de preocupación. Alivio, al ver que aún hay quien, a sus veintipocos, se apunta a batallas perdidas y lo hace incluso con conciencia... de su inconsciencia. Preocupación, porque la experiencia me dice que esa pasión -palabra que deriva de "padecer"- le va a procurar más de un dolor futuro a mi querida en la distancia alma errante. Imposible que no me salga mi vocación de guardián entre el centeno. Ojalá se me ocurriera cómo cuidar de ella, de su mellizo de adicciones Jon Laiseca (ahora, a un océano de distancia) y del resto de la camada que ha salido respondona a la vacuidad estomagante que es signo de estos tiempos. Estúpido afán, lo sé. Han demostrado que saben -¡¡y sabrán!!- cuidarse solos.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Discrepancias I

Tenía pensado dedicar estas líneas a contestar al parlamentario del PSE Carlos Gorostiza, que el viernes me hizo protagonista -cuánto honor- de un post en el que demostraba su profundo desconocimiento sobre mi persona (¿Cuándo he conducido yo programas en ETB?) y, lo verdaderamente preocupante, sobre qué mano mece la cuna del txori. Tengo mucho y muy sustancioso que contar al respecto. 22 años, el último de ellos bajo la actual dirección, dan para un Espasa. De todos modos, incluso aunque no hubiera pisado la casa, tendría toda la información necesaria sobre cómo se gestó la entrevista a Rufi Etxeberria en Radio Euskadi. Sólo hay que sumar dos o tres cabos para imaginarlo. Lo dejo para otro rato, porque como sugería al principio, la intención inicial ha quedado en segundo plano gracias a un comentario dejado en ese mismo apunte por el también parlamentario socialista Óscar Rodríguez.

Copio y pego: "Me irrita un poco tanto guante blanco, cuando el fondo del pozo es negro, negro. No sé por qué me da que acabas de dar inicio al principio de una gran enemistad...eso sí, respetuosa! Será lo que toca, amigo Carlos. Abrazo". Se refería Rodríguez al cruce educado de comentarios anteriores entre Gorostiza y yo mismo. ¿Pozo negro? ¿Enemistad? Eso infería de la pura y simple manifestación -versallesca, por demás- de una discrepancia entre el autor del blog y servidor, que contestaba por alusiones.

No le habría dado la menor importancia si hubiera firmado cualquier otro. Me dolió, sin embargo, que eso lo sostuviera Óscar Rodríguez, a quien aprecio personalmente y a quien siempre he sacado la cara frente a quienes opinaban de él a través de prejuicios. Ahora esos prejuicios aparecen en alguien con el que he mantenido una relación siempre respetuosa y, cuando se ha dado el caso, cordial. Ya conté por ahí que no tengo amistades íntimas con ningún político, pero hay muchísimos de todos los partidos por los que siento una enorme simpatía personal que va más allá de las ideas. Óscar es uno de ellos. ¿Cómo puede ver en mi un enemigo? Estoy muy lejos de ese sentimiento. Y quería dejarlo por escrito en público. Aunque por su parte ya no sea mutuo.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Uno más, o sea, uno menos

Con esa ingenuidad que, sin yo quererlo, también me caracteriza, escribí hace poco más de un año que la poesía llegaba para quedarse a MQP. Hoy me cuentan que quien dio sentido a lo que fue una apuesta casi contra todo, Juan Luis Deza, ha sacado la bandera blanca y deja el antiguo barco pirata requisado por el ejército marrón. Hay botines de guerra que acaban resultando molestos y buenas intenciones o autojustificaciones que terminan empedrando los cadalsos donde uno se convertirá en péndulo de carne y hueso. La lista va creciendo.

Escribo, no lo niego, desde el resentimiento, que al fin y al cabo sólo es un sentimiento doble, como nos indica el prefijo. Es inevitable que me duela asistir al asesinato express de algo en lo que durante diez años y once temporadas un puñado de chalados pusimos alma, corazón y vida. Siempre he pensado, de todas formas, que en la ocupación francesa los nazis sólo respondían a la expectativa. La actitud verdaderamente deleznable y vergonzosa fue la de quienes colaboraron.