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viernes, 22 de marzo de 2013

Yo, el censor


Mirad qué majos salimos. Con esas sonrisas y esos gestos relajados, nadie diría que lo que estaba sobre la mesa era la indesmadejable maraña navarra. Seguid mirando, a ver qué os llama la atención de la foto que nos hizo Juan Miguel Ochoa de Olza durante la edición especial de Gabon desde las instalaciones del Noticias. ¿Que todos los parlamentarios son hombres? Sí, a mi también me dio qué pensar, pero no iba por ahí. ¡Ah, ya! ¡Que en el Parlamento hay siete grupos y en la parrapla solo se ve a seis? Vamos afinando. Ese es el quid principal, que enseguida quedará aclarado, pero hay otro detallito de la instantánea que nos ayudará en la explicación. ¿Veis al tío feo de gafas que lleva auriculares y la mano a la remanguillé? Soy yo, encantado de conoceros. Ahora, fijaos en la barba: blanca, nívea, es decir, cana. Sí pasan los años por mi, y de qué manera.

Os preguntaréis qué tiene que ver envejecer sin delicadeza (Copyright Sabina) con la ausencia en el debate de uno de los siete grupos —concretamente el llamado Aralar-Nafarroa Bai— con representación en la cámara foral. Es algo muy simple: tal vez en los tiempos en que lucía una tez tersa y suave amén de un entusiasmo juvenil envidiable, me hubiera provocado algún conflicto de conciencia sacrificar una voz por motivos puramente técnicos y de logística. Hoy mismo, tan mayor y escarmentado como os digo que estoy, no habría podido dormir —o directamente, no habría hecho el programa— si el sacrificio debiera haber sido el de alguna de las sensibilidades de presencia impepinable. Siento en el alma decir que en el momento actual, puesto en la tesitura del descarte obligatorio, hasta el que reparte la cocacolas hubiera tomado la misma decisión que tomé yo (siempre y cuando no fuera militante, claro). El grupo destinado a escuchar el partido desde la grada era de todas, todas, A-NaBai. Por decisión propia —¡pro-pia!— y legítima, Aralar optó por confluir en la suma de fuerzas de la izquierda abertzale. Salvo que queramos hacernos trampas al solitario, todos sabemos que lo que para lo bueno, lo malo y lo regular, lo que se presentó a las elecciones forales de 2011 como Nafarroa Bai hoy es Bildu y en los próximos comicios será Euskal Herria Bildu. Si no es así, entonces es que hay más bacalao del que se ve en el expositor.

Comprendo que cada quien tiene su corazoncito y que no hay jugador que no esté convencido de que debe figurar en la alineación inicial. En ese sentido, es lógico —yo también lo haría— agarrarse un cierto rebote y protestar por la exclusión. Ahora, tratar de montar una campaña utilizando palabras mayores como censura, appartheid y otras del pelo es ir una gotita lejos en el pataleo. Máxime, cuando la salida a la arena tuitera y facebookera se hace por las bravas, saltándose el mínimo protocolo social de pegarle un toque telefónico al ser humano bajito que ha provocado su cabreo. De esta bronca de andar por casa no me preocupa el fondo, porque realmente no lo hay. Sí me han tocado las narices las formas. Aritz Romeo, que tiene plaza fija cada jueves en Gabon, prefirió acollejarme en las redes sociales antes que pedirme explicaciones o acordarse de mi padre en persona. ¡Que hay confianza, joder!

Y además de confianza, creo que hay una trayectoria acreditada por mi parte. Sin dejar de reconocer meteduras de pata, siempre he procurado ser exquisito con la biodiversidad política. Hay quien me reprocha, incluso, que me paso con la escuadra y el cartabón. Estoy casi seguro de que nadie de Aralar —incluyo a los que han abandonado la militancia— puede tener queja de mi trato. Y me gustaría que en el futuro siguiera siendo así. Soy muchas cosas, bastantes de ellas no muy agradables, pero ni de lejos un censor.

domingo, 17 de marzo de 2013

Barcina sigue


Otra para la colección de profecías fallidas. Barruntaba este servidor hace poco más de un mes que a Yolanda Barcina se le acababa la baraka. Pues no: 76 votos de diferencia certifican que la imaginaria flor de su retaguardia no se ha marchitado del todo. Para pasmo y/o desazón de propios y extraños, la doña le ha comido la merienda a Catalán en el congreso a todo o nada de UPN y se dispone a seguir su huida hacia adelante. ¿Se atreve alguien a vaticinar qué ocurrirá en los próximos días? Yo me declaro definitivamente incompetente. Llego justito a teorizar que el próximo movimiento toca en la otra acera, pero incluso ahí puedo estar equivocado.

Aprovecho el viaje para contar que el próximo jueves, 21 de marzo, haremos una edición especial de Gabon sobre la encrucijada foral desde la sede de Diario de Noticias de Navarra. ¡Nos escuchamos!

sábado, 8 de enero de 2011

Gabon... eta eskerrik asko

A pesar de todo, sigo sin creer en la medición de audiencias de la radio. Las he estudiado demasiado a fondo como para dejarme cegar por su matemática parda basada en la memoria de un par de cientos de encuestados. ¿Quién recuerda lo que estuvo escuchando el miércoles entre las once y las doce de la mañana? Admito, y no llego mucho más lejos, que recogen tendencias... aunque con retrasos que dejan en broma a los del viejo tren de La Robla. ¿Quita todo esto valor a los impresionantes resultados de Onda Vasca? Todo lo contrario, los multiplica hasta transformarlos en algo cercano a un milagro, puesto que esos números son técnicamente imposibles de obtener con la metodología y las herramientas de medición empleadas. De hecho, no hay precedentes ni remotamente similares.

Y hay un aspecto que convierte esos datos en directamente espectaculares: aunque lo parezca, no estamos comparando magnitudes idénticas. Por paradójico que resulte, no es lo mismo el oyente de una emisora que tiene cobertura completa (en algunos lugares, hasta con tres frecuencias) que el oyente de una estación que cuenta con un número de postes muy limitado. No hablemos ya de la calidad de la recepción... ni de los medios disponibles. No es ni medio lógico que un Dos Caballos ponga en aprietos al Ferrari de Alonso.

Me extenderé algún siglo de estos en más detalles sobre el conteo de orejas. En realidad, este apunte sólo pretende ser un enorme Eskerrik Asko por lo que llevamos compartido desde el 13 de septiembre de 2010, cuando Gabon echó a andar en Onda Vasca. Escribí entonces que no había nacido nada más -pero tampoco nada menos- que un programa de radio en el que la última palabra era la de los oyentes. Añadí que la puerta estaba abierta para entrar y para salir sin que nadie pidiera cuentas. Eso sigue vigente.

Una última precisión, que ya he hecho por ahí en varias ocasiones: Gabon no es "el programa de Javier Vizcaíno". Pertenece a todos sus oyentes, a quienes me lanzaron el reto de ponerlo en el aire y me dieron todas las facilidades, a las compañeras y los compañeros de la emisora y del Grupo Noticias y a todas las voces sin exclusiones que nos prestan su opinión de lunes a viernes entre las diez y las once y media de la noche. Dejadme subrayar tres nombres propios: los de Felipe Retamal, Imanol Carvallo y Zuberoa García, que cada día se dejan hasta el último aliento para que todo esté en su sitio.