¿Contertulio de un programa de televisión? Ni se me había pasado por la cabeza. Menos, desde mi
última experiencia, hace como nueve años, cuando me invitaron al
recién nacido Pásalo y me tocó pontificar sobre... ¡dietas
milagro! No volvieron a llamarme y yo lo agradecí en el alma. De
antes y después de aquello guardo en mi videoteca prohibida una
notable retahíla de ridículos espantosos con las cámaras como
testigos: una entrevista que me hizo Sobera en la que realicé todo
tipo de contorsiones, un gag de Sorginen Laratza en que Lapitz y yo
acabamos bailando a los sones del Cocidito madrileño con Alkain y
Klaudio Landa y, fuera de concurso, el estropicio que le hice a la
preciosa canción de Txomin Artola Txakurraren partia en el especial
Nochebuena de ETB-1 de 2008. El solo recuerdo me vuelve la piel como
la grana.
Ese currículum vergonzante,
convenientemente envuelto en mi falta de tiempo, me había llevado a
rechazar casi todas las propuestas de someterme a los focos que he
recibido. Alguna entrevista corta, dos frases para una campaña en la
que me sintiera identificado, promos de los programas de radio o,
incluso, el spot a favor del Bono Kultura, pase. Más allá de ahí,
y aun perteneciendo a la abundante especie de los que les cuesta
mucho decir 'no' a quien parece necesitarte, he sido capaz de
cerrarme en banda. ¿Por qué esta vez salió de mi boca un 'sí',
tras sendas leves consultas —por este orden— a mi señora directora y a mi señora a secas y tomarme unos días de reflexión
sin gota de insomnio? Si algún día me pongo en manos de un
psicoanalista, se lo preguntaré. Entretanto, hago terapia de grupo
con vosotras y vosotros, es decir, con quienes hayáis llegado hasta
aquí a pesar de haber comprobado que estas líneas van —de ahí la
etiqueta— sobre mi ombligo.
Siendo sincero, creo que el primer
empujón fue una cuestión que roza el egoísmo: pensé que le
vendría bien como escaparate a mi programa, a Onda Vasca y al Grupo
Noticias. Después de tres años de veto infame —había excomunión
para quien nos citara en la Txorilandia de Surio & Co—,
volvemos a existir para EITB, que es nuestra casa y, en el caso de
muchísimos de los temporalmente apestados, el lugar en que dejamos
sangre, sudor, lágrimas y donde fuimos inmensamente felices; algo de
lo que llegó a ser la radio televisión pública vasca, de lo que
sigue siendo, tiene que ver con nosotros.
El otro motivo para dar el paso, y no
poco importante, fue la posibilidad de participar, aunque fuera en
cuota infinitesimal, en algo que se creaba de cero, con vocación de
pluralidad y un planteamiento de partida sin concesiones a la
frivolidad, al gallinero ni a la todología profesional. Tras la
primera semana completa de emisión de ETB Hoy, es probable que
quepan mil y un apuntes críticos, pero entre ellos no se cuenta el
que se haya caído en la parrapla o el chou acostumbrado en espacios
con los que aparentemente comparte formato. Y tampoco, subráyese con
fosforito, en el balanceo ideológico o partidista hacia aquí o
hacia acullá: baste citar a modo de ejemplo, que en mi segunda
presencia, la del viernes, compartí mesa con Eva Domaika (Cadena
Ser), Fermín Munarriz (Gara) y María Luisa García Franco (¡¡¡La
Razón!!!) Pese a las aristas de los asuntos con los que lidiamos, todo fue como la seda, conste en acta.
Voy frenando, que este ya es el quinto
párrafo y mi intención no iba más de contaros que he hecho algo
que no entraba en mis cálculos y que estoy razonablemente satisfecho
de que haya sido así.
Casi has leído lo que pensé... Hasta miré la fecha del calendario (por lo de las inocentadas) y busqué en Google (por si podía tratarse de otro Javier Vizcaíno)
ResponderEliminar