La vida te da sorpresas y menéame ni
te cuento... Casi me había olvidado de mi bilioso relato de la frustrante compra de un ebook en la Fnac, cuando de pronto me
empiezan a llover en la bandeja de entrada mensajes para moderar. Ni
idea de cómo o por qué, pero el caso es que exactamente un mes
después de mi desfogue, una mano invisible —¡muchas gracias por
el detalle!— había dejado el enlace en el superescaparate. Y de
ahí, vaya usted a saber siguiendo qué misteriosa lógica, a la
portada, con la consiguiente torrentera de comentarios de variado
pelaje.
Que viva la libertad de expresión, sí,
pero que viva pelín mejor documentada de lo que demuestran algunos
de los espontáneos que se echaron al ruedo a opinar sin leer o,
directamente, sin tener ni puta idea de qué iba la fiesta. Me
empieza a parecer hasta normal que se recorte en Educación, porque
por lo visto, vamos sobradísimos de sabios. ¡Y qué modestos!
¡Todos anónimos o con gilinicks para no darse importancia!
Aparte de los que me culpaban por ser
tan tarugo de querer pagar por lo que cualquiera puede agenciarse
gratis, el argumento que más me ha sobado la bajera es el que se
resume en la chusca comparación “es como si tienes un coche diesel
y te enfadas porque no funciona con gasolina”. Que no, luminarias,
que no. Que yo fui con mi coche Diesel a una gasolinera que juraba —y
sigue jurando, porque no lo ha cambiado— que vendía combustible
para todos los vehículos del mercado. Si tenías uno de SU marca,
repostabas directamente. Si era de otra, lo hacías a través de un
conversor u-ni-ver-sal. No se menciona ninguna excepción, a no ser
que la expresión “cualquier otro dispositivo” implique alguna
salvedad que en mi inmensa estulticia yo no sea capaz de ver.
“Cualquier otro dispositivo” sigue queriendo decir “cualquier
otro dispositivo”, ¿verdad?
Es más, ni siquiera se habla de
formatos porque, de hecho, ni falta que hace. El 99 por ciento de los
muchísimos libros que me he leído en mi Kindle eran en origen Epub.
Ni medio minuto tarda Calibre en pasarlos a Mobi y dejarlos listos
para su disfrute en el aparatejo de Amazon. En la presunta “ayuda”
de la Fnac se da a entender que el programa ADE de las narices se
encarga de hacer ese trabajito. Ahí reside el engaño.
No me extiendo más. Lo jodido de este
episodio es que cualquiera que se esté pensando si merece o no
merece la pena pasarse a los lectores electrónicos tendrá la
sensación de que es meterse en un berenjenal o que hay que hacerse
dos masters. Soy consciente de la poca credibilidad que me queda
después de haberme cascado este fárrago, pero puedo prometer y
prometo que no es para tanto. Y sería para menos si no hubiera
chiringos morrudos como Amazon o la Fnac... ni listillos que se
piensan que deberían trabajar en Silicon Valley porque saben decir
Epub, DRM y Calibre.
Mi inmensa gratitud al resto de
comentaristas, la mayoría, que han tratado de aportar su visión y
su experiencia sin ánimo aleccionador.
No, la ayuda de FNAC dice que con ADE te bajas el libro. Y la ayuda de ADE dice que soporta ePub/PDF y que te autorizas para validar el DRM.
ResponderEliminarY por cierto, para comprar libros, máster no, pero enterarte de cómo va cada cosas sí. Yo es algo que tengo muy claro cuando hablo con mis amigas. Si quieres comprar, léete bien TODO lo que tienes que hacer y NO SUPONGAS nada.
La ayuda de la FNAC. http://ebooks.fnac.es/si-tienes-otro-ereader-ipad-tablet
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