sábado, 25 de diciembre de 2010

No disparen sobre los artistas

Muy revelador. Muchos de los mismos que hace unas semanas corrieron a llorar la muerte de Xabier Lete como si se les hubiera ido su padre -qué vergüenza ajena infinita leer la mayoría de los estomagantes elogios fúnebres- se han retratado estos días de batalla anti Ley Sinde como señoritos que dan por hecho que los faranduleros son una casta inferior sin otra función que entretenerlos por la voluntad. En realidad, por la jeró, que es el justiprecio que los rojunos de pitiminí (los de las Blackberris, HTCs e Iphones que menté hace unos días) han decretado para cualquier pieza creativa. Empezaron por las canciones, siguieron por pelis y series y en nada les toca a los libros. ¿También van a propugnar que los escritores vivan de los bolos?

Ya dije que la ley de marras me parecía una aberración y tengo también escrito que el canon es un atraco. Pero me repatea el hígado que las causas justas den cobijo a los más jetas y brutos del barrio, esos que en su puñetera vida han tenido una idea propia y por eso mismo creen que las de los demás les pertenecen sí o sí. Y peor todavía los gurús que blindan sus ideas al tiempo que claman por el derecho de usufructo de las de los demás. Habrá que reconocerles, eso sí, su capacidad de aborregar... ¡justamente a los que van por el mundo presumiendo de no dejarse aborregar!

Me gusta equivocarme solo, y seguramente en esto también lo estaré, pero mientras nadie me traiga argumentos en lugar de mantras, seguiré señalando todos los gatos encerrados que crea ver. Ahí va otro, y de los gordos: ¿Nos creemos en serio que esas webs de descargas están alimentadas por altruistas socializadores de la cultura? ¿Por qué, entonces, están hasta las cartolas de banners, muchos de ellos engañosos o directamente delictivos? ¿Por qué nos piden que nos registremos para, cinco minutos después, tener el correo podrido de spam? ¿Por qué me ofrecen una descarga de mejor calidad a través de un código obtenido por un SMS de los de a millón? Nos jode mucho que nos tanguen las majors, pero a esta panda de listillos los dejamos que nos chuleen a modo y, de regalo, los glorificamos como campeones de la libertad. No me cuadra.

Copiar no es robar. Según y cómo, digo yo. A mi me parece de un rostro marmóreo lo que le ha hecho la editorial Santillana a mi querida editora suicida Jaio. Sin embargo, si aplicamos la dichosa cantinela, resulta que la actuación del emporio ha sido digna de aplauso, puesto que ha contribuido a una mayor difusión de la idea original. Algo chirría, ¿no?

Termino porque si no, me eternizo. Sólo quería reclamar un poco de respeto para la creación. No todos los artistas son Alejandro Sanz, Ramoncín o Javier Bardem. La inmensa mayoría ni siquiera vive de sus creaciones. De entre los que lo intentan, no son pocos los que rascan mil euros al mes. Ahí incluyo a varios con nombre conocido, bastantes de nuestro entorno, que cuando se mueran tendrán que soportar, encima, que les hagan necrológicas de saldo quienes los despreciaron mientras aún respiraban.

5 comentarios:

  1. No disparen sobre los artistas y, sobre todo, no disparen con los habituales discursos de mercachifle. Aquí lo que se está ventilando es la gran impostura consistente en hacerse pasar por altermundialistas y no sé qué más por parte de quienes no son más que la más perfecta reencarnación del capitalismo manchesteriano del siglo XIX: optimizar recursos mediante el ahorro de la mano de obra. Se invierte en ADSL, equipos informáticos, compañías de telecos y soportes de quincalla, y se paga a cero euros el trabajo destinado a crear la mercancía. Ya siento repetirme, pero los ciberestibadores del todo gratis tienen en Díaz Ferrán a su santo patrón. Y sin embargo, todo esto no es nada comparado con el insufrible discurso con el que se adornan y que, despojado de la retórica habitual, se queda en lo de siempre: el modelo de negocio ha cambiado, lo que en batua se traduce como "los mercados mandan". Cada descarga gratuita deja sin cobrar no ya al músico, al compositor, al director de la serie o a su protagonista -cosa que ya resulta infumable se mire por dónde se mire-, sino también al arreglista musical, al ingeniero de sonido, al guionista o al creador de la banda sonora.
    Las descargas están aquí para quedarse, vale, pero, por todos los dioses, sean magnánimos en la victoria, ahorrándonos la atroz prosopopeya.
    Así que aplaudo con las orejas el post, pero veo la apuesta y la subo: Ramoncín será una escoria y la autoproclamada 'comunidad de internautas' un conjunto de bellísimas personas, pero como no pienso llevarme a casa ni al uno, ni a los otros, prefiero mil veces una sola canción del 'Arañando la ciudad' del Ramoncín que todo el aparato teórico con el que los descargadores nos flagelan a diario sin piedad.

    Saludos

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  2. ¿Qué pienso? Que ahí afuera arrecia y que cualquier anibal se queda corto. Sin analizar leyes ni robin hood.org, me quedo con mi pregunta de siempre que me contesto cada día ¿cuánto necesito para vivir? ¿Cuánto de ello comparto? A partir de ahí todo lo demás puedo empezar a creerlo

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  3. Saludos.

    Puedo prometer y prometo que jamás me bajaré un disco ni de Ramoncín ni de Alejandro Sanz ni de Enrique Dans.

    Ya no me compro el mismo número de discos que antaño, pero sí que lo hago con aquella gente que realmente me interesa (sobre todo la más cercana). Aunque tiro también mucho de Spotify (me hice hace unos meses con una cuenta premium), aunque me da que tampoco va a ser la panacea.

    En cambio, me sigo comprando más o menos el mismo número de libros, aunque habrá que ver el impacto de los libros electrónicos en ese mundo.

    Decía Vicent Partal en una charla reciente que toda la producción musical y audiovisual catalana estaba en la red en una web que podríamos calificar de pirata, pero que todo el mundo usaba como referencia (Comparteix). ¿Por qué triunfaba esa web? Porque era eficaz.

    Me vengo al mundo del euskera. Oigo y escucho a muchos creadores quejarse de su situación y a mí también me preocupa. Pregunto: ¿su penosa situación está motivada porque la gente baja sus creaciones usando las redes P2P, el e-mule u otras opciones piratas? Me da que no.

    Miremos una vez más al mundo del bertso: han conseguido darle la vuelta uniendo esfuerzos entre creadores (bertsolaris) y aficionados (bertsozales). ¿No es un ejemplo que conviene estudiar adecuadamente? Por cierto, es un arte en el que la gente tiene el hábito de pagar.

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  4. Totalmente de acuerdo.

    Estas paginas estan llenas de banners. Segun habres la pagina PLAF, una ventanuca del tamaño de toda la pantalla que tienes que cerrar. Eso ya para ellos es una impresion de las miles (cobrada).

    Entre titulos o descargas, cientos de banners. Si quieres mayor velocidad de descarga, SMS para un servidor mas rapido (que igual ni lo es, o que en vez de 20 minutos te tarde 15.

    Yo no estoy en contra de compartir, ademas la ley esta a favor de la persona que comparte, porque compartir es una cosa privada. Pero una cosa es compartir de persona a persona, incluso los P2P eMule, Ares o Torrent, pero no a lo descarado como las paginas de descargas.

    Las paginas de descargas se enriquecen economicamente gracias al trabajo de artistas. Trabajo que en su pagina regalan, pero eso si, vete a contratar uno de los banners, vas a ver la clavada que te meten. Entonces ya hay algo que no es gratis ahi, luego se enriquecen de alguna u otra manera. Ni siquiera pagan derechos de autor. No pagan nada.

    Este tipo de paginas entraria dentro de distribucion o difusion publica ilegal de una obra. Si esto siguiera asi, terminariamos trabajando gratis.

    Una cosa es compartir de persona a persona (eso hasta se pudiera permitir) pero ¿montar una pagina para poner a disposicion de miles de personas material por valor de miles de millones?

    Eso es claramente un fraude. ¿Si yo monto un canal de TV ilegal y pongo peliculas que me pasa? Bueno es que ni canal de TV ni nada, hasta si se hace en una comunidad de propietarios. Seguro que te dan por todos los sitios.

    Esto es un tema que tienen que cambiar. El negocio de la musica esta obsoleto, pero ese modelo de las paginas web, el todo gratis, no es asi.

    Si fijaran precios que la gente pueda pagar, yo creo que muchisima gente compraria temas originales. Por ejemplo, 50 centimos el tema musical, o 4/5 euros una pelicula. Son precios interesantes porque hablamos de material de calidad, tanto en audio como en video.

    Los soportes CD/DVD, practicamente estan muertos a dia de hoy.

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  5. Cierto, cierto, cierto... todo el mundo tiene razón, los autores, compañias discograficas (con sus correspondientes trabajadores)... Pero... el mundo está así y algo debe cambiar. O la ley (que no Sinde) pone a cada uno en su sitio y "detiene" a medio universo, y tal como esta el cotarro será dificil, o todos estos cambian su manera de "vender" sus productos.
    Los tiempos cambian, y de la misma forma que ya nadie paga por que le lleven en burro a otro pueblo, sino que coge un taxi, un avión o un AVE, ellos tendrán tambien que cambiar.
    No hay duda que los que viven de ello, que además son personas con gran inspiración y arte, deben de ser respetados.
    De la SGAE paso de hablar.

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